domingo, 28 de diciembre de 2008

De cumpleaños y visitas.


Y seguimos con los cumpleaños, ayer llegué con muy buen ánimo, a mis primeros 66.


Estuvo conmigo la familia completa: la manada lobuna, Ana, Gerardo, Ray y Steffi. Rubén y Laura con Marianita y, Adriana, Joel y Daniela. Los tres hijos y cuatro nietos; faltó Angie como siempre pero creo que un día, más pronto que tarde, tendremos la satisfacción de recuperarla.


Vino también mi amiga Carmen con tres de sus cuatro hijos. Y recibí llamadas de seres muy queridos, así que estuvo completo el día.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

De cumpleaños y Milan Kundera.

A punto de cumplir mis primeros 66 años leo ésto de Milan Kundera, uno de mis autores preferidos.

"Aquella señora podía tener sesenta, sesenta y cinco años. Yo la miraba mientras estaba acostado en una camilla frente a la piscina de un club de gimnasia situado en la última planta de un edificio moderno, desde donde se ve, a través de unas grandes ventanas, todo París. Estaba esperando al profesor Avenarius, con el que a veces me reúno aquí para charlar. Pero el profesor Avenarius no llegaba y yo miraba a una señora; estaba sola en la piscina, metida en el agua hasta la cintura, mirando hacia arriba a un joven instructor vestido con un chandal, que le enseñaba a nadar. Le daba órdenes: tenía que sujetarse con las manos al borde dela piscina y aspirar y espirar profundamente. Lo hacía con seriedad, con empeño, y era como si desde las profundidades del agua se oyera el sonido de una vieja locomotora de vapor (aquel sonido idílico, hoy ya olvidado, que para quienes no lo conocieron sólo puede ser descrito como la respiración de una vieja señora que, junto al borde de una piscina, aspira y espira sonoramente). Yo la miraba fascinado. Me quedé absorto en su enternecedora comicidad (el instructor también era consciente de ella, porque le temblaba a cada momento la comisura de los labios), pero después me saludó un conocido, quien distrajo mi atención. Cuando quise volver a mirarla, al cabo de un rato, la lección ya había terminado. Se iba, en bañador, dando la vuelta a la piscina. Pasó junto al instructor y cuando estaba a unos tres o cuatro pasos de distancia volvió hacia él la cabeza, sonrió, e hizo con el brazo un gesto de despedida.
¡En ese momento se me encogió el corazón! ¡Aquella sonrisa y aquel gesto pertenecían a una mujer de veinte años! Su brazo se elevó en el aire con encantadora ligereza. Era como si lanzara al aire un balón de colores para jugar con su amante. Aquella sonrisa y aquel gesto tenían encanto y elegancia, mientras que el rostro y el cuerpo ya no tenían encanto alguno. Era el encanto del gesto, ahogado en la falta de encanto del cuerpo. Pero aquella mujer, aunque naturalmente tenía que saber que ya no era hermosa, lo había olvidado en aquel momento. Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo. Puede que solo en circunstancias excepcionales seamos conscientes de nuestra edad y que la mayor parte del tiempo carezcamos de edad. En cualquier caso, cuando se volvió, sonrió y le hizo el gesto de despedida al joven instructor (que no pudo contenerse y se echó a reir), no sabía su edad. Una especie de esencia de su encanto, independiente del tiempo, quedó durante un segundo al descubierto con aquel gesto y me deslumbró. Estaba extrañamente impresionado. Y me vino a la cabeza la palabra Agnes. Agnes. Nunca he conocido a una mujer que se llamara así."

Exquisito, ¿no creen?

sábado, 20 de diciembre de 2008

De mi nieta Estefanía.


Estuve con Estefanía, en Puebla para su cumpleaños, cumplió sus primeros quince. Es una niña cariñosa, sencilla y muy linda. Con la influencia de su mamá ha aprendido a disfrutar del Rock pesado y su regalo de 15 años fué una guitarra eléctrica, estoy segura que a pocas niñas de esa edad se les ocurriría semejante regalo pero mi chiquita es especial. Su regalo de Navidad es su boleto para ir al concierto de Iron Maiden ¡qué tal!

La pasé muy bien, siempre la paso bien en su casa, me atienden, me llenan de cariño y regreso revitalizada, aunque ahora me encuentro con un principio de gripa que supongo me contagió Ana, mi hija: dicen que estos nuevos virus mutantes resisten todo, así que tendré que soportarla con estoicismo. Espero no sentirme muy mal para estas fechas de celebraciones, tan próximas ya.

En unos cuantos días será mi cumpleaños y tendré a mi familia reunida aquí en mi casa, es bello saber que estarán porque quieren estar y disfrutarlos a todos y a cada uno.

viernes, 12 de diciembre de 2008

De cumpleaños decembrinos.

En este mes de Diciembre cumplimos años tres generaciones: yo, el 27, Rubén mi hijo, recién el 10 y Estefanía, mi nieta, el 17. Estaré por allá en Puebla para pasarlo con ella ya que el 10 comimos Rubén, su familia y yo aqui en mi casa y el 27 estaremos todos festejando mis primeros 66 años.

Me he sentido un poco cansada, no encuentro una causa específica pues no hago demasiadas cosas, aunque la limpieza de la casa y la compra de las provisiones que hago en sitios cercanos a mi casa, me causan un poco de fatiga, ¿será la edad? ¿empieza ya a hacer estragos?

¡Qué extraño! Uno no siente el correr del tiempo y solo los espejos y las caras de asombro de los amigos que no se han visto por un largo tiempo lo hacen a uno afrontar la realidad de su paso, inexorable y obligatorio; eso no implica que se deba sentir la vejez como algo doloroso, pienso que al contrario es un momento para recapacitar y aprender a disfrutar más aún, la vida. Pero a veces, el cuerpo reclama y es ahí cuando ocurren los cansancios y los ahogos y los....todo lo demás. En fin, me siento cansada pero bien, contenta, llena de posibilidades y a punto de encontrarme con algo que me dará una nueva perspectiva, siento que algo va a llegar a mi vida, no sé qué pero estoy segura que será para bien.

Sigo creciendo, leo, practico mis lecciones del "Curso de Milagros", me entero de lo que pasa en el mundo, bueno no mucho porque me molestan las noticias de violencia y, en México todo lo que tiene que ver con ese dizque presidente ladrón y sus achichincles, pero cómo disfruté la llegada de Obama a la presidencia de los Estados Unidos, eso da idea de un cambio, de que algo excelente va a pasar. ¡Qué cosa! Estoy desvariando, brinco de una idea a otra sin concierto ni hilación. Me voy pero amenazo con volver...

martes, 2 de diciembre de 2008

De Teatro...

A propósito de la entrada sobre Paco Ignacio Taibo de hace dos semanas, recibí varios comentarios de mi amigo Paco y me puse a recordar aquellos tiempos en los que incursioné en el teatro en Torreón.

Existían en ese tiempo dos teatros allá, el Mayrán, feudo del Dr. Garibay y el Arq. Gómez Robleda, dónde ví actuar a Virginia Valdivieso por primera vez, y el teatro de la ECA en la UAC, manejado por Rogelio Luévano, nuestro querido Rogelio desaparecido demasiado pronto.

Ese teatro, el de ese lugar y ese tiempo, ha perdido ya a tres de los más importantes impulsores de la actividad teatral, Rogelio, Virginia, y Pepe Méndez.

Tiempo después y con la remodelación hecha precisamente por Pepe Méndez, se reinaugura el Teatro Isauro Martínez, que había dejado de serlo y se había convertido en cine de barrio. El Mayrán desaparece poco después y la ECA deja de funcionar como teatro y ocupa su verdadero lugar como Auditorio.

Ahora que estuve en México con mi amiga recordaba que esos años, cuando nos conocimos, habían sido de los más felices, pero creo que aquellos del teatro ocupan también en mi memoria un lugar muy especial, acababa de divorciarme, tenía que ver por tres hijos y hacía teatro...
Ese "hacer teatro" llenaba mis necesidades de persona, pues las de mamá y trabajadora se llenaban solas con la obligación de ser llevadas a cabo pero, el teatro, era magia, posibilidad de ser otro, además de conectarse con seres diferentes, pensantes, que vivían de una manera más plena.

Pude compartir con Ana mi hija mayor, ese gusto, ella actuó también, desde muy pequeña y con una capacidad asombrosa de saber que ella no era el personaje aunque lo fuera, lo era y no lo era... Qué delicia recordarla en "Tres toques de tambor" ¿se llamaba asi, hija?

En fin, he tenido una vida rica y lo mejor está por venir.

De Aniversarios y Visitas

El domingo 23 fué el aniversario 83 del nacimiento de Sai Baba, acudimos a una ceremonia especial en la Ciudad de México y ahí me quedé para visitar a mi amiga Chachu; originalmente había pensado quedarme para ver a algunos amigos que siguen viviendo en esa hermosa aunque caótica ciudad pero de repente, sentí la necesidad de ver a Chachu, mi amiga de hace 50 años que, desafortunadamente, está enferma ya hace algun tiempo.

Padece de EPOC y de Síndrome de Hirayama habiendo perdido casi totalmente la movilidad de su brazo derecho y empezando a perder la del izquierdo. A causa del EPOC debe estar "enchufada", como decía mi mamá que sufrió de la misma enfermedad, al tanque de oxígeno ya las 24 horas, pero con un ánimo y un sentido del humor increíble. La pasamos muy bien, platicamos, recordamos, nos reímos, vimos películas, (Matar un ruiseñor y Accross the Universe) y, por sobre todo estuvimos una con la otra.

No visité a nadie más, me dediqué completamente a ella y he pensado seguir haciéndolo cada vez que pueda, quizá una vez por mes, veremos cómo se presentan las cosas.