martes, 17 de junio de 2008

De muerte y dolor.

Anoche me enteré por la llamada de un amigo que se suicidó Ana Silvia, la hija mayor de mi amiga queridísima la Güera, cuando recién lo escuché me enojé mucho, sentí que era una agresión contra su madre, pues lo llevó a cabo en su casa y, lo más doloroso es que no se concretó y está su cuerpo resistiendo cuando su cerebro ya está muerto, pero hoy, después de una noche extraña en la que no sé si dormí bien o no, recapacité y entré en un momento de introspección que me llevó a sentir, a saber que no tenemos derecho a juzgar nada ni a nadie, solo ella sabe lo que vivió, lo que sufrió y qué la llevó a tomar esa terrible decisión.

Hablé con mi amiga, está tranquila, le pedí que no se culpe, ella hizo lo que pudo con los elementos que tenía a mano pero, claro, siempre existe el "pude haber hecho más" "haberme comportado de otra manera", en fin espero que termine pronto la agonía que implica tener ese cuerpo sin alma vegetando y que no permite el descanso de una ni de la otra y que la Luz llegue a sus vidas.

martes, 3 de junio de 2008

De mis ciudades...

Estuve el fin de semana en la hermosa ciudad capital de este bellísimo país, visitando a mi amiga Chachu, en su casa de la colonia Lindavista, a dos pasos de la mía, de la de mi adolescencia e inicio de mi juventud. Recordé muchas cosas y me percaté de que ahí fuí feliz. Esto no quiere decir que no lo haya sido también en otros sitios como en Monterrey, en Torreón, en Puebla y ahora en Cuernavaca. Ciudades todas en las que viví por diversas causas y en las que conocí a las diferentes Ana Marías que han convivido conmigo.

Torreón se lleva, quizá, después de México o a la par, mis más bellos recuerdos y mis tiempos más llenos de dicha. ¿Será acaso porque ahí transcurrió mi primera juventud? Ahora, en Cuernavaca vivo la segunda. Hey, me salté a Puebla, donde nacieron mis cinco nietos y donde, por supuesto viví esa felicidad de continuarse en otros.

Bueno pues esas fueron mis ciudades, las amo a todas y las recuerdo sin rencores, por lo que pude haber vivido de doloroso o desagradable y me encanto en sus bellos momentos de contento.

Gracias México, Monterrey, Torreón, Puebla y Cuernavaca y gracias a toda la hermosa gente con la que me tropecé en esos lugares.

Estamos en contacto.