domingo, 16 de noviembre de 2008

De Paco Ignacio Taibo I

Hace más de 30 años que conocí, por medio de una de sus obras de teatro a Paco Ignacio Taibo, quién hoy, hace unos días, se nos adelantó en ese viaje que todos tenemos que hacer más tarde o más temprano.

La obra se llama "Cazadores" y como subtítulo "Retablo de costumbres humanas", desgraciadamente ya no se consigue, no la han vuelto a imprimir, ojalá ahora en su memoria lo hagan.

La obra fué montada en Torreón, en el teatro de la ECA en la Universidad, dirigida por Rogelio Luévano (q.e.p.d.) eximio director de actores. Actuamos los que formábamos el grupo de teatro de la ECA, entre ellos el conocidísimo Humberto Zurita en el papel de un mendigo cojo que, mostraba ya, sus cualidades como actor y el excelente manejo que tuvo siempre de uno de sus instrumentos, su cuerpo.

La obra es intemporal pero no del todo porque habla de un Nicolás, consejero de un príncipe y de una princesa, hija de un cardenal...digo intemporal porque se aplica a todos los tiempos, por eso su autor le pone Retablo de Costumbres Humanas...

La escenografía de Pepe Méndez, otro que se nos adelantó, era estupenda, como todo lo que hizo siempre nuestro querido Pepe. El piso simulaba un tablero de ajedrez y el vestuario de los actores y las actrices era negro, o blanco, o negro y blanco, parecía una gran coreografía de la vida.

Fué de las primeras obras en las que participé y la recuerdo con mucha emoción. No sé cuando se perdió el libreto, en algun cambio de casa o de ciudad pero cuando quise conseguirlo ya estaba agotado y no lo reeditaron más.

Le pregunté a Paco Ignacio Taibo II hace algunas semanas si él sabía dónde podría conseguirlo y me comentó que quizá en los sótanos de la Universidad de Querétaro porque en las librerías era imposible. Repito que quizá ahora hagan alguna reedición en su memoria, estaré al pendiente.

¡Adiós Paco Ignacio, quizá algun día repongamos "Cazadores" en otro plano!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

De Ofrendas.



Estas son unas fotografías de la ofrenda que pusimos en la casa. En la primera se pueden observar las fotografías de mis papás, mis amigos y la más grande de mi mamá Anita y en la otra todo el altar con su papel picado y sus flores.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Del Día de Muertos

Pues pusimos una ofrenda, tenía muchos años proponiéndomelo y no lo había logrado, pero ahora, mi casera Tere, me invitó a ponerla con ella y si alguien más del conjunto quería agregarse. Nadie más quiso, bueno Juan (el argentino) puso la foto de un amigo muy querido que acaba de morir y le puso su cerveza.

Nosotros, Tere y yo, hicimos todo lo demás. Puse las fotos de mis papás, de mis tres amigos queridos, Pepe, Virginia y Rogelio y me faltó la de María Rosa cuyas fotos se quedaron en Puebla.
También la de mi mamá Anita, mi abuela materna y lo que les gustaba a cada uno de ellos. Su Grand Marnier a mis papás, una coquita chiquita a mi mamá, su pan de muerto, sus flores y mis recuerdos.

Bella celebración, tan diferente a la del Halloween; éste nuestro Día de Muertos tiene alma. No sé si Halloween en sus inicios haya sido también una celebración con sentido espiritual, supongo que si, desgraciadamente, como casi todo en nuestro sistema capitalista se volvió una horrorosa fiesta comercial, donde los niños se disfrazan con espantosos trajes, máscaras y atuendos para pedir dulces, que en los Estados Unidos pueden ser envenenados o llenos de drogas, y que en México todavía no, pero que puede ocurrir en cualquier momento y que además, se queda en una celebración vacía de significado.

Gracias a Dios la tradición del Día de Muertos ha tomado más auge al paso de los años y en todo el país se ponen ofrendas para que los niños conozcan esta forma prehispánica de ver la muerte, forma que solo en este nuestro querido México se ve.

Estoy muy feliz y agradecida de haber podido cumplir con este deseo de tanto tiempo y ojalá sigamos protegiendo esa mexicanidad tan maravillosa y llena de luz.