lunes, 25 de mayo de 2009

De la boda...







El sábado 23 de mayo de 2009 se casó Adriana, mi hija más pequeña. Siempre habíamos vivido juntas hasta el mes de julio del año pasado que, por razones de comodidad, ( venía mi hermana a pasar el verano a nuestra casa y no cabíamos) nos separamos y cada una empezó a vivir por su lado, aunque seguimos en el mismo conjunto de casas a escasos metros una de la otra. Casi enseguida decidieron ella y su novio vivir juntos y hace un poco de tiempo quisieron formalizar su unión, casándose.

Yo no soy para nada defensora del matrimonio, pero entiendo que sigue siendo lo aceptado y que cuesta trabajo vivir de otra manera, además debía respetar su deseo y un poco contra mis creencias y otro poco a regañadientes lo acepté. Estos diez meses fueron difíciles pues no supimos superar nuestros puntos de vista y, hasta hace unos cuantos días hablamos, bueno realmente habló Adriana y me hizo ver desde su perspectiva lo que quería vivir. Gracias a Dios que ocurrió eso porque la relación madre-hija se estaba deteriorando gravemente y hasta estaba creando problemas con Daniela, mi nieta (hija suya) a quién siempre he dicho que considero mi hija-nieta pues la ví nacer y siempre había vivido conmigo, en fin que ahora me siento tranquila y con un enorme deseo de apoyar sin interferir.

Ese día, a pesar de los pequeños sinsabores que siempre ocurren por los nervios y las prisas, fué un día hermoso. Los anteriores había estado lloviendo desde temprano en la tarde pero el sábado fué soleado y bastante caluroso. Ella estaba hermosísima, tanto su vestido como el traje de Joel fueron de manta y la ceremonia se llevó a cabo en una iglesia de pueblo seguida de la comida también en el mismo pueblo (Xochitepec) muy pintoresco.

Estuvimos toda la familia acompañándola y disfrutando su alegría, estaba felíz y eso es lo que importa...que ella se descubra así, plena de felicidad.

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